
Vendrás a mí
como un árbol serruchado
a mi puerta.
Yo no te quiero así,
tormentoso.
Vendrás a mí
¿cómo encender leña mojada?
¿Por qué venir a taparme?
mi madre supo abrigarme
y siempre desperté.
Nunca fui Ofélica,
no hallarán perlas en mi cuerpo;
tal vez restos de un tiranosaurio rex,
una despedida reprimida,
y dos o tres carozos de aceituna.
Vendrás a mí
y subiré el volumen real de las cosas.