miércoles, 16 de junio de 2010

Puedo hablarte de aquel perro
abandonado en Junín,
de cómo se quedo lamiendo
mi niñez.

(Sí, verdes, más oscuros en invierno)

De los años que pisé montañas
coleccionando flechas ancestrales.
Puedo hablarte aún con timidez
del primer chico que besé.

(Sí, un montón de lunares)

De música, libros. Cuando doy
besos en los ojos
porque quiero amar o
estoy aburrida.

(No quiero estar aburrida)

Del Falcon de juguete
que dejó vendada a mi madre
hasta los ojos
y de cómo nunca más comimos fideos verdes.

Puedo hablarte también
de cómo desearía que bajes
de esa gran cúpula
y me escuches.